COMENTARIO COMPETO Y, DEBAJO DE ÉL, MÁS FOTOGRAFÍAS NUESTRAS DE LA RUTA CRESTA DEL GALLO-PICO DEL RELOJERO
EL VALLE - MURCIA
24 de octubre de 2019
El comentario es una aportación de los compañeros, Paco García y los del Grupo de Flora y Fauna. Nos lo leen, durante el descanso-refrigerio que hacemos a mitad del recorrido los compañeros Paco Torroglosa el de la Ruta y Josefina el de Flora y Fauna.
EL VALLE - MURCIA
24 de octubre de 2019
El comentario es una aportación de los compañeros, Paco García y los del Grupo de Flora y Fauna. Nos lo leen, durante el descanso-refrigerio que hacemos a mitad del recorrido los compañeros Paco Torroglosa el de la Ruta y Josefina el de Flora y Fauna.
CRESTA DEL GALLO:
La Cresta del Gallo, con una altitud de 523 metros, pertenece al “Parque Regional El Valle y Carrascoy” que está constituido por una serie de sierras prelitorales situadas en la porción centro oriental de la Región de Murcia. Constituye una frontera natural entre la Huerta de Murcia y el Campo de Cartagena. La parte occidental está formada por la sierra de Carrascoy, cuya cota máxima (1065m) recibe el mismo nombre y su ascensión supone un reto de gran exigencia. El nombre de Cresta del Gallo, se debe al conjunto de grandes rocas rojizas enclavadas en lo alto de ella que le dan el aspecto de cresta de gallo. Su cumbre sólo es accesible escalando y supone un referente para los escaladores murcianos.
Se puede llegar en coche por la carretera que sube al Santuario Virgen de La Fuensanta, pasando por la urbanización de Los Teatinos y desde allí seguir las indicaciones.
Dentro de las rocas la mayor de ellas es llamada popularmente por los murcianos como La Panocha (528 m.). Es un monolito rocoso de 55 metros de desnivel máximo por su cara más alta, la vertiente norte. Solo es posible coronarlo escalando cualquiera de sus caras. Su forma, junto con el color rojizo característico que adquiere al atardecer, bien visible desde la ciudad de Murcia, le dan su nombre. Sin ser la cota mayor de la Cresta del Gallo constituye, sin lugar a dudas, la formación rocosa más emblemática de todo el conjunto rocoso. Desde su espalda, en los días de cielo despejado, se puede ver el Mar Menor.
Es de especial significación el silencio en esta zona, ya que nos va a regalar los mejores sonidos de la naturaleza. Si estamos atentos, enseguida escucharemos a los pájaros. Es curioso el sonido del viento al caer la tarde.
Se puede llegar en coche por la carretera que sube al Santuario Virgen de La Fuensanta, pasando por la urbanización de Los Teatinos y desde allí seguir las indicaciones.
Dentro de las rocas la mayor de ellas es llamada popularmente por los murcianos como La Panocha (528 m.). Es un monolito rocoso de 55 metros de desnivel máximo por su cara más alta, la vertiente norte. Solo es posible coronarlo escalando cualquiera de sus caras. Su forma, junto con el color rojizo característico que adquiere al atardecer, bien visible desde la ciudad de Murcia, le dan su nombre. Sin ser la cota mayor de la Cresta del Gallo constituye, sin lugar a dudas, la formación rocosa más emblemática de todo el conjunto rocoso. Desde su espalda, en los días de cielo despejado, se puede ver el Mar Menor.
Es de especial significación el silencio en esta zona, ya que nos va a regalar los mejores sonidos de la naturaleza. Si estamos atentos, enseguida escucharemos a los pájaros. Es curioso el sonido del viento al caer la tarde.
EL RELOJERO:
De 609 m., es la cota más alta de la zona y un espacio protegido como ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves).
Una vez llegados al Pico del Relojero se pueden observar unas maravillosas vistas. Desde este punto, y mirando hacia el sur, podemos ver unas impresionantes paredes llamadas “Murallas de King Kong”. También es interesante la Sierra de Columbares, con un paisaje parecido al lunar.
La exuberancia natural de la cara norte, contrasta con la aridez del paisaje lunar de la cara sur. La acción humana ha contribuido a este contraste como se lamentaba a principios del siglo XX el escritor Frutos Baeza, que decía que “es un dolor que en tiempos pasados eran hermosos bosques en los que se enredaban esas nubes densas y blanquecinas que vemos ahora pasar de largo y que producían las lluvias sosegadas y bienhechoras”.
Una vez llegados al Pico del Relojero se pueden observar unas maravillosas vistas. Desde este punto, y mirando hacia el sur, podemos ver unas impresionantes paredes llamadas “Murallas de King Kong”. También es interesante la Sierra de Columbares, con un paisaje parecido al lunar.
La exuberancia natural de la cara norte, contrasta con la aridez del paisaje lunar de la cara sur. La acción humana ha contribuido a este contraste como se lamentaba a principios del siglo XX el escritor Frutos Baeza, que decía que “es un dolor que en tiempos pasados eran hermosos bosques en los que se enredaban esas nubes densas y blanquecinas que vemos ahora pasar de largo y que producían las lluvias sosegadas y bienhechoras”.
FLORA Y FAUNA:
El paisaje forestal está dominado por densos pinares de pino carrasco asociado a chaparras y coscojas, especialmente por encima de los 450-500m., y en las umbrías.
En el resto de pinar, el sotobosque (vegetación formada por matas y arbustos que crecen bajo los árboles de un bosque) lo forman matorrales típicos del bosque mediterráneo como el lentisco, enebro de la miera, palmito, el acebuche o el espino negro. En muchas zonas del parque, el sotobosque ha desaparecido y aparece casi exclusivamente una especie herbácea, el lastón, tapizando el suelo bajo los pinos.
Puntualmente aparecen pies de pino piñonero entre los pinos carrascos.
En zonas de solana el pinar aparece más abierto y en esas zonas más expuestas al calor y la aridez dominan las especies xerófilas, bien adaptadas a la falta de humedad. Abundan la albaida, la jara y el esparto junto a plantas aromáticas como el romero, el poleo de monte, el tomillo o la ajedrea.
En la finca de El Majal Blanco, propiedad del Ayuntamiento de Murcia, situada en el centro de la Sierra del Puerto, se conserva entre el carrascal de encinas una pequeña formación de grandes alcornoques. Por su peculiaridad, estos árboles centenarios son especialmente cuidados por el personal del parque.
En los barrancos y ramblas predominan los tarays y las adelfas junto con juncos y eneas que aparecen junto a las charcas. Algunos ejemplares de madreselva aparecen en las zonas más húmedas.
En cuanto a la fauna, las aves y los insectos representan lo más destacado del entorno. Entre los insectos hay 52 especies de mariposas.
El parque alberga importantes poblaciones de aves rapaces, incluyendo el águila culebrera, águila calzada, águila perdicera, cernícalo, halcón peregrino, águila real, búho real (principal especie que motivó la declaración de ZEPA en buena parte del parque), y perdices.
Como en casi toda la Península, no hay grandes depredadores. Los carnívoros están representados por el gato montés, el tejón y la comadreja.
Además del jabalí, no hay otros mamíferos de gran tamaño, aunque son relativamente abundantes los conejos y otros roedores menores.
En cuanto a reptiles y anfibios hay varias especies, como el galápago leproso, el lagarto ocelado y varias especies de lagartijas y culebras.
En los cauces de algunas ramblas aparecen especies de sapos, como el común y el corredor.
En el resto de pinar, el sotobosque (vegetación formada por matas y arbustos que crecen bajo los árboles de un bosque) lo forman matorrales típicos del bosque mediterráneo como el lentisco, enebro de la miera, palmito, el acebuche o el espino negro. En muchas zonas del parque, el sotobosque ha desaparecido y aparece casi exclusivamente una especie herbácea, el lastón, tapizando el suelo bajo los pinos.
Puntualmente aparecen pies de pino piñonero entre los pinos carrascos.
En zonas de solana el pinar aparece más abierto y en esas zonas más expuestas al calor y la aridez dominan las especies xerófilas, bien adaptadas a la falta de humedad. Abundan la albaida, la jara y el esparto junto a plantas aromáticas como el romero, el poleo de monte, el tomillo o la ajedrea.
En la finca de El Majal Blanco, propiedad del Ayuntamiento de Murcia, situada en el centro de la Sierra del Puerto, se conserva entre el carrascal de encinas una pequeña formación de grandes alcornoques. Por su peculiaridad, estos árboles centenarios son especialmente cuidados por el personal del parque.
En los barrancos y ramblas predominan los tarays y las adelfas junto con juncos y eneas que aparecen junto a las charcas. Algunos ejemplares de madreselva aparecen en las zonas más húmedas.
En cuanto a la fauna, las aves y los insectos representan lo más destacado del entorno. Entre los insectos hay 52 especies de mariposas.
El parque alberga importantes poblaciones de aves rapaces, incluyendo el águila culebrera, águila calzada, águila perdicera, cernícalo, halcón peregrino, águila real, búho real (principal especie que motivó la declaración de ZEPA en buena parte del parque), y perdices.
Como en casi toda la Península, no hay grandes depredadores. Los carnívoros están representados por el gato montés, el tejón y la comadreja.
Además del jabalí, no hay otros mamíferos de gran tamaño, aunque son relativamente abundantes los conejos y otros roedores menores.
En cuanto a reptiles y anfibios hay varias especies, como el galápago leproso, el lagarto ocelado y varias especies de lagartijas y culebras.
En los cauces de algunas ramblas aparecen especies de sapos, como el común y el corredor.
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